Campos Electromagnéticos de Alta Frecuencia
Radiación por campo electromagnético de alta frecuencia (AF)
Las ondas electromagnéticas de alta frecuencia son utilizadas ampliamente por todos los aparatos que transmiten información de forma inalámbrica (sin cables) y actualmente estos aparatos o equipos emisores los podemos encontrar tanto en los espacios habitados como en exteriores y de forma masiva.
Hoy día, las ondas electromagnéticas son emitidas o generadas por multitud de aparatos y sistemas, entre los que podemos destacar: Teléfonos móviles y estaciones base de telefonía móvil, teléfonos inalámbricos DECT, routers Wi-Fi, televisores Smart-TV, dispositivos Bluetooth, emisoras de radio (AM, FM, policía y bomberos), radares marítimos y de aeropuertos, hornos microondas para cocinar, etc.

Qué son las ondas electromagnéticas de alta frecuencia (AF)
Las ondas electromagnéticas de alta frecuencia forman parte del espectro electromagnético que cubre desde las frecuencias extremadamente bajas (del orden de Hercios) hasta la radiación Gamma. En la parte más baja del espectro electromagnético encontramos todas las frecuencias utilizadas en las telecomunicaciones, que abarcan desde los 3MHz hasta los 300GHz y por tanto se consideran ondas NO ionizantes, es decir, no tienen energía suficiente para ionizar los átomos de la materia (hacer desprender un electrón del átomo de la materia)
Una onda electromagnética está compuesta por un campo eléctrico y un campo magnético perpendiculares ambos entre sí, que se propagan por el espacio o por el aire de forma inalámbrica y que transportan energía de un lugar a otro. La energía que transportan las ondas depende directamente de la frecuencia multiplicada por la constante de Planck.
Las ondas electromagnéticas son usadas para transmitir información desde un emisor hasta un receptor. Inicialmente las telecomunicaciones funcionaban con modulación analógica, pero en la actualidad funcionan principalmente con modulación digital o pulsada, coexistiendo ambas.
La modulación analógica la podemos encontrar en las comunicaciones de radio de onda media (AM) y frecuencia modulada (FM) por ejemplo, mientras que las señales moduladas digitales o pulsadas son usadas por la telefonía móvil digital, sistemas Wi-Fi, teléfonos inalámbricos DECT y comunicaciones por Bluetooth.

Efectos en la salud
Desde hace pocos años se ha producido a nivel mundial un incremento exponencial de las radiaciones provocadas tanto por los sistemas de telecomunicaciones como por líneas eléctricas de distribución y otros sistemas.
Todos, todo el día y todos los días del año estamos sometidos a unos valores de radiación electromagnética artificial extremadamente altos (y cada día que pasa más) si tomamos como referencia los valores de la naturaleza en los cuales se ha desarrollado y evolucionado la especie humana durante miles y miles de años. Valores de la naturaleza a los que estamos perfectamente adaptados.
Hoy día está reconocido por la comunidad científica que las ondas electromagnéticas producen efectos adversos y perjudiciales en la salud humana y en la de los organismos vivos expuestos. Los efectos reconocidos que pueden producir las ondas electromagnéticas en los organismos vivos (plantas, animales y personas) son de tipo térmico y de tipo atérmico o biológico.
También sabemos que las inmisiones de ondas electromagnéticas con niveles de potencia muy por debajo de los valores límite recomendados por los organismos oficiales son capaces de interactuar con los organismos vivos y alterar sus procesos biológicos.
Actualmente existen estudios científicos que confirman la existencia de alteraciones celulares (efectos biológicos) sin que se llegue a producir calentamiento o efecto térmico, con valores de potencia muy por debajo de los recomendados por los organismos oficiales.
Los sistemas de comunicación actuales (telefonía móvil, teléfonos DECT, comunicaciones por Bluetooth, Wi-Fi, radares, etc.) trabajan en la banda de frecuencias de microondas y con modulación pulsada, que, junto con la intensidad del campo electromagnético y la frecuencia, es un factor determinante. Por modulación entendemos la incorporación de una información, a una onda de alta frecuencia (microondas). Las ondas de alta frecuencia hacen de señal portadora, es decir, transportan la información, pero no son la información en sí. La información está contenida en ondas de baja frecuencia que modulan la señal portadora (señal de entrada o señal moduladora, en el gráfico).

Todo lo mencionado es de vital importancia dado que los organismos vivos son sensibles a intensidades muy bajas de campos electromagnéticos externos, ya que sus células, tejidos y órganos funcionan en la misma franja de frecuencias que las ondas moduladoras de baja frecuencia que incorporan las señales de telefonía móvil, el Wi-Fi, el Bluetooth, etc. y por tanto las señales de nuestras células, tejidos y órganos pueden ser interferidas por las ondas externas de igual o similar frecuencia que nos puedan alcanzar. Recordemos que vivimos en un mar de ondas.
Por citar algún ejemplo, el corazón y el cerebro se ven afectados por bajas frecuencias externas de telefonía móvil con las que resuenan. Procesos de división celular o la comunicación intercelular se ven afectados negativamente por los efectos de resonancia con la telefonía móvil y así lo refleja cualquier electroencefalograma, ya que las ondas cerebrales theta, delta y alfa, están en la franja de frecuencias de las señales moduladoras de la telefonía móvil (entre 0Hz y 12Hz).
El proyecto Bioinitiative es un metaestudio de más de 2000 estudios científicos analizados. Fue publicado por primera vez en 2007 y se actualizó en 2012 y 2014 y está respaldado y validado por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). En este metaestudio se reflejan las afecciones, enfermedades o patologías originadas por las radiaciones electromagnéticas de baja intensidad.
En el informe Bioinitiative se constatan los daños de la contaminación electromagnética a nivel molecular, celular, tisular, orgánico y sistémico. También establece los efectos biológicos y los efectos nocivos para la salud de los campos electromagnéticos (CEM) de baja frecuencia (líneas eléctricas, electrodomésticos, etc.) y las tecnologías inalámbricas (teléfonos móviles y sus estaciones base, teléfonos inalámbricos DECT, Wi-Fi, routers, vigila-bebes, videoconsolas y otros dispositivos inalámbricos).
Entre las principales afecciones, el Informe Bioinitiative cita tanto afecciones leves como graves. Entre las más leves, los investigadores reportan cefaleas, dificultades de concentración y problemas de conducta en la niñez y en la adolescencia, trastornos del sueño, cefaleas y problemas de concentración en las personas adultas y otros muchos.
Entre las afecciones graves encontramos:
- Evidencia del Daño a los Espermatozoides y a la Reproducción
- Evidencia de que Niños y Niñas son Más Vulnerables
- Evidencia de Efectos Fetales y Neonatales
- Evidencia de Efectos sobre el Autismo (Trastornos del Espectro Autista)
- Evidencia de la Electrohipersensibilidad
- Evidencia de los Efectos al Nivel de Exposición a las Radiaciones de Radiofrecuencias [RF] de las Antenas de Telefonía Móvil.
- Evidencia de Efectos sobre la Barrera Hematoencefálica
- Evidencia de Efectos sobre los Tumores Cerebrales
- Evidencia de Efectos sobre los Genes (Genotoxicidad)
- Evidencia de Efectos sobre el Sistema Nervioso (Neurotoxicidad)
- Evidencia de Efectos sobre el Cáncer (Leucemia Infantil, Cáncer en Personas Adultas)
- La Melatonina, el Cáncer de Mama y la Enfermedad de Alzheimer
- El Estrés, las Proteínas de Estrés y el ADN como una Antena Fractal
Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) concluye en 2011 los campos electromagnéticos generados por ondas de alta frecuencia como posibles cancerígenos para los seres humanos, y son incluidos o clasificados en el grupo 2B.
La Academia Europea de Medicina Ambiental publicó en 2016 la guía EUROPAEM para la prevención, diagnóstico, tratamiento de enfermedades y problemas de salud relacionados con los campos electromagnéticos (CEM – EMF), en ella menciona los riesgos para la salud de los campos electromagnéticos (CEM) y las formas de prevenirlos. Proporciona recomendaciones para el diagnóstico y tratamiento de la Hipersensibilidad Electromagnética (EHS) o Electrohipersensibilidad Electromagnética.
Los médicos se enfrentan cada vez más con problemas de salud por causas no identificadas y a patologías y enfermedades emergentes. Se sospecha que las condiciones ambientales, tales como el aumento de la exposición de la población a campos electromagnéticos (CEM), juegan un papel causal de los efectos relacionados con la salud por los CEM, incluyendo la exposición a la radiación por radiofrecuencia que emana, por ejemplo, teléfonos inalámbricos (DECT), estaciones base de telefonía móvil y teléfonos móviles (GSM, GPRS, UMTS, LTE), teléfonos inteligentes, LAN 5 inalámbrica (Wi-Fi) y de líneas eléctricas de comunicación de contadores inteligentes, pero también de exposición a la frecuencia extremadamente baja (ELF), campos eléctricos (EF) y los campos magnéticos (MF), incluyendo «electricidad sucia», que emanan de perturbaciones en el tendido eléctrico, líneas eléctricas, aparatos eléctricos y otros equipos . Para la sociedad y la comunidad médica, todo esto plantea nuevos retos.
Los efectos de las radiaciones generan efectos acumulativos sobre el organismo en el tiempo, dándose de forma más acusada en los grupos más vulnerables tales como los niños (dada la alta conductividad de su cuerpo y la mayor sensibilidad de las células inmaduras), embarazadas (especialmente el feto), personas enfermas y ancianos.

Prevención
La prevención de la exposición a campos electromagnéticos se debe hacer desde la información a los usuarios de las nuevas tecnologías y de las instalaciones eléctricas de las que son usuarios, para así conocer la situación actual en la que nos encontramos, poder tomar conciencia y adoptar las precauciones o medidas de seguridad adecuadas en cada caso. Se tendrá siempre presente las medidas de prevención y precaución recomendadas para minimizar el tiempo de exposición y maximizar la distancia entre nuestro cuerpo y el elemento emisor de contaminación electromagnética (CEM). El objetivo es siempre disminuir el riesgo.
En la prevención es esencial un diagnóstico por parte de un técnico especialista en la medición de contaminación electromagnética y para ello se aconseja realizar una evaluación de riesgos de los lugares habitados, especialmente de los lugares de descanso, donde pasamos aproximadamente un tercio de nuestra vida.

Medición de la radiación por campos electromagnéticos de alta frecuencia (AF)
La medición de los niveles de CEM se realiza con equipos de medida profesionales como el analizador de espectro, que nos permite conocer la intensidad de la radiación que nos llega y la frecuencia.
En España los valores límite vigentes vienen regulados por el R.D. 1066/2001, de 28 de septiembre, siendo para la gama de frecuencias en que trabaja la telefonía móvil (entre 400MHz y 2400MHz), de una densidad de potencia máxima de 10W/m2.
Muchos organismos de países europeos han tomado como guía de referencia para establecer sus valores límites de exposición a radiofrecuencias (de 0 hasta 300GHz) los límites establecidos por un organismo (NO público) denominado ICNIRP (Comisión Internacional para la Protección de Radiaciones no Ionizantes). Estos límites han sido transpuestos a las normativas de países miembros para fijar los límites máximos de exposición a radiofrecuencias en dichos países. Esta guía data del año 1998 y se centra en los efectos térmicos de las ondas. A día de hoy una parte de la comunidad científica a través de llamamientos internacionales, está pidiendo a gritos que se actualice la normativa con valores límite mucho más bajos, restrictivos y menos perjudiciales para la salud humana y el medioambiente. Actualmente, la Comisión Europea sigue sin actualizar dichos niveles de protección.
La Asamblea parlamentaria del Consejo de Europa, en su Resolución 1815 de 2011 publica una serie de recomendaciones llamada: “Peligros potenciales de los campos electromagnéticos y sus efectos sobre el medio ambiente”, donde propone reducir el nivel máximo de exposición en espacios interiores a largo plazo hasta los 0,6V/m ó 0,1μW/cm2 (1000 μW/m2).
Numerosísimos estudios científicos corroboran que niveles mucho más bajos de radiación que los propuestos por la Asamblea Parlamentaria de Consejo de Europa pueden producir daños serios en la salud humana.
En los estudios en viviendas u oficinas utilizamos los valores de referencia usados en bioconstrucción, donde los valores límite están muy por debajo de los límites legales. Los valores límite en bioconstrucción están más pensados para la vida y el buen funcionamiento de la biología humana y no están pensados para satisfacer la industria de las telecomunicaciones. La norma utilizada en bioconstrucción es la SBM-2015 del instituto alemán de la Bioconstrucción.
Los valores medidos son recogidos en una hoja de toma de datos, valorados y contrastados con los valores límite indicados por la norma SBM-2015. Si se obtienen valores por encima de los recomendados, se tomarán medidas preventivas tales como apantallamientos, visillos apantallantes, eliminar fuentes emisoras de radiación, alejamiento de las fuentes emisoras, etc.

Podemos darte soluciones para crear un espacio interior más saludable.
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