Radioactividad

 

Radioactividad

Toda clase de vida sobre la Tierra, y entre en ella los humanos, se ha desarrollado a lo largo de toda la evolución bajo la influencia de la radioactividad natural procedente del interior de la Tierra (subsuelo) y del espacio (radiación cósmica), por lo que nos hemos ido adaptado a ella. Actualmente además de la radiación natural, tenemos otras fuentes de radiación artificial creada por el hombre como son las pruebas de armamento atómico, la energía nuclear, minería, equipos médicos y muy importante los materiales de construcción.

Se ha podido demostrar que cada dosis sobrante de radiación radiactiva que sumamos a nuestro cuerpo, origina un riesgo adicional para la salud.

Que entendemos por Radioactividad

La radioactividad o radiación ionizante se define como el proceso por el cual un núcleo de un átomo inestable se desintegra de forma espontánea para convertirse en otro más estable, en este proceso pierde energía al emitir radiación en forma de partículas alfa, partículas beta, radiación gamma, rayos X y neutrones. Toda esta radiación, en función de su energía, tiene la propiedad atravesar la materia, los tejidos de nuestro cuerpo e ionizar los átomos que forman nuestros tejidos biológicos.

En nuestro hogar se trata de evitar que los valores de fondo de radioactividad debido a los materiales de construcción superen en exceso a los valores de fondo de la zona geográfica en la que vivimos, en la que hemos nacido y a la que con los años nuestro organismo (y el de nuestros ancestros) se ha ido adaptado a vivir. Los valores de fondo de radioactividad de muchos de los materiales de construcción que tenemos en nuestros hogares superan los valores de fondo de la zona geográfica en la que vivimos y esto es debido a que muchos de estos materiales son extraídos y conformados de zonas geográficas donde las tierras o la materia prima virgen ya incorpora niveles altos de radioactividad.

Muestra de ello, lo podemos encontrar en materiales cerámicos, granitos, cementos, yesos, etc. con los que construimos nuestra casa y nos llegan de cualquier punto de la geografía.

En las mediciones de radioactividad en los hogares, se presta especial atención a la radiación gamma por ser muy energética y penetrante, a la radiación beta y al gas radón como fuente de emisión de partículas alfa. La radiación por partículas alfa, aunque es muy poco penetrante, sus efectos pueden llegar a ser 20 veces más fuertes que el de la radiación beta o gamma. La peligrosidad de esta radiación radica en que la entrada de gas radón (en estado gaseoso) en nuestros pulmones y su desintegración en otros isótopos radioactivos (en estado sólido) hace que tengamos dentro de nuestros pulmones de forma permanente un emisor de partículas alfa, beta y gamma sin que podamos deshacernos de él. Esto puede dar lugar con el tiempo a futuros tumores de pulmón.

La radiación gamma es usada tanto en medicina como en alimentación como bactericida, dado el grado de penetración que tiene y el daño que ocasiona en las células.

Efectos en la Salud

La radiación ionizante tiene suficiente energía como para arrancar electrones de los átomos de las células de los tejidos del cuerpo humano, creando iones. Estos iones producen reacciones químicas no deseadas en biomoléculas, proteínas y ácidos nucleicos. Debido a esto aparecen alteraciones en los cromosomas (material genético) y en las membranas de las células. En el momento de la fragmentación y reproducción de estas células, las alteraciones genéticas son transmitidas y extendidas al resto de material genético (ADN) debido a la radiación.

En los tejidos humanos irradiados, se produce un aumento de células mutantes que son susceptibles de seguir reproduciéndose de forma estocástica. Este crecimiento irrefrenable, puede terminar contaminando el sistema inmune del ser humano y puede generar otras alteraciones letales en órganos no afectados.

Los principales parámetros para valorar el riesgo ante una radiación son dos: la dosis recibida y el tiempo que estamos expuestos a la radiación.

Si la dosis de radiación que recibimos es pequeña y puntual, nuestras células son capaces por si mismas de reparar el daño sufrido y de reemplazar las células muertas como consecuencia de la radiación. Pero si la dosis de radiación recibida es elevada, se produce un gran número de células muertas y daños irreversibles en otras muchas células que no son capaces de repararse del daño sufrido, pero con capacidad para reproducirse y mutar, dando lugar a cánceres.

Una exposición continuada en el tiempo a baja dosis de radiación, también puede ocasionar daños importantes para la salud, pues la acumulación total será alta.

Según indica la EPA (Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos) y también la OMS, “la exposición a bajos niveles de radiación no causa efectos inmediatos en la salud, pero puede aumentar el riesgo de cáncer a lo largo de la vida”.

La OMS menciona que el riesgo es más alto para los niños y adolescentes, pues son mucho más sensibles a la radiación que los adultos.

Radioactividad en los Materiales de Construcción.

Cuando construimos una vivienda o cuando simplemente compramos una vivienda, la gran mayoría de personas no piensan en la radioactividad de los materiales de construcción, sin embargo es un factor importante a tener en cuenta si las materias primas de los materiales de construcción no son de la zona en la que se construye, y esto ocurre casi en el 99% de las veces, donde cada uno de los materiales es traído de una zona geográfica distinta o incluso de países lejanos, cada uno de ellos con un nivel de radioactividad, que puede ser mayor o menor que la radioactividad de fondo del lugar donde se construye.

Se tratará de evitar los materiales radioactivos en la medida de lo posible, especialmente en los lugares de larga permanencia, a fin de evitar efectos negativos a largo plazo. Se evitarán especialmente los materiales que tengan una radioactividad débil, pero que se presenten en grandes superficies, tales como pavimentos en suelos, alicatados en paredes, yesos en paredes, ladrillos, etc.

Existen materiales radiactivos naturales como el radio-226, el torio-232 y el potasio-40 que pueden concentrarse en materiales de construcción, en piedras volcánicas usadas como materiales de construcción, en piedras naturales como granitos o en otros materiales de construcción como el basalto o el hormigón que usan ciertos residuos, cenizas o escorias radioactivas procedentes de otras industrias de transformación como parte de los componentes para su fabricación. Con estos materiales se deberá tener especial precaución.

Existen otros materiales cuyos niveles de radioactividad son mucho más bajos (especialmente los de procedencia orgánica): madera, yeso natural, arena de piedra caliza, grava, la cal, el cemento puro, el hormigón celular y la mayor parte de materiales para revocos. Se debe tener especial cuidado con los materiales de construcción importados.

Medida de la Radioactividad

Para la medida de radioactividad de los materiales de construcción, inicialmente se toman los impulsos radioactivos de fondo en el medio natural de la zona donde está ubicada la edificación, para después contrastar con los impulsos radioactivos de cada uno de los materiales que se desean analizar y calcular la tasa de impulsos.

Se hacen mediciones en la cama siguiendo las instrucciones de la norma SBM-2015 de bioconstrucción, ya que nos encontramos en un lugar de larga permanencia. Las mediciones se realizan con un contador Geiger-Müller y los valores de referencia recomendables es que la tasa de impulsos en el interior de la vivienda no supere el 50% del valor en la naturaleza de la zona donde se ubica la edificación.

Podemos darte soluciones para crear un espacio interior más saludable.